jueves, 19 de febrero de 2015

LAS MANOS


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LAS MANOS
Alguien que yo quiero mucho me dijo que si yo sabía lo que eran y significaban las manos, cuando escuchó mi teórica respuesta, sonriendo me dijo: "y mucho más". 


Me quedé un poco perpleja sin saber a dónde quería llegar y entonces dijo:
"Cuando llegamos al mundo, nuestro primer contacto es con un par de manos suaves que nos reciben en el regazo de nuestra mamá.


Las manos son las palabras del corazón. Aman, odian, toman o dan, golpean o acarician. Las manos de una madre, por ejemplo, calman el dolor de la caída al correr, secan las lágrimas después de un reto.


Ellas son la mas fiel expresión del corazón cuando acompañan tus labios al tirar un beso a lo lejos, cuando con increíbles caricias hacen brotar de una guitarra las mas bellas melodías. En el amor las manos acarician, suaves y curiosas, para descubrir la belleza del compartir. Aman sin sonidos, sin miradas. Abiertas sólo te ofrecen y cerradas no quieren dar.


Están las manos que nos dan protección, las que modelando crean arte, las que amasando nos alimentan con pan. Las que curan llenas de amor. Las manos son expresión del amor, el corazón en franca conversación, cuando se trata de dedos. Las manos marcan y guían el camino como la brújula. Están las que pueden leer, porque no ven, o las que hablan sin voz".


Dame tu mano y tendrás mi corazón. Toma mi mano y tan solo sírvete de ella lo que quieras.


Imagínense queridos hermanos si eso es lo que pueden hacer las manos humanas, ¡qué no harán las manos de Dios que nos ha creado con tanta perfección con sus manos benditas!


¡AGÁRRATE FUERTEMENTE DE LA MANO DE DIOS Y TE SENTIRAS SEGURO, PROTEGIDO Y AMADO!






Si me hiciste daño, no lo tomo en cuenta






SI ME HICISTE DAÑO, NO LO TOMO EN CUENTA



Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net
Si me hiciste daño, no lo tomo en cuenta
. Podemos estar llenando nuestra vida, no de los criterios y juicios de Dios, sino de los nuestros.


Cada vez que en la Cuaresma se nos presenta el grito de súplica, de perdón por parte del pueblo de Israel, al mismo tiempo está hablándonos de la importancia que tiene la conversión interior. La Escritura habla de que se han cometido iniquidades, de que se han hecho cosas malas, pero, constantemente, la Escritura nos habla de cómo nuestro corazón tiene que aprender a volverse a Dios nuestro Señor, de cómo nuestro corazón tiene que irse convirtiendo, y de cómo no puede haber ninguna dimensión de nuestra vida que quede alejada del encuentro convertido con Dios nuestro Señor. Así es importante que convirtamos y cambiemos nuestras obras, es profundamente importante que también cambiemos nuestro interior. 

La Escritura nos habla de la capacidad de ser misericordiosos, de no juzgar, de no condenar y de perdonar. Esto que para nosotros podría ser algo muy sencillo, porque es que si me hiciste un daño, yo no te lo tomo en cuenta; requiere del alma una actitud muy diferente, una actitud de una muy profunda transformación. Una transformación que necesariamente tiene que empezar por la purificación, por la conversión de nuestra inteligencia. 

Cuántas veces es el modo en el cual interpretamos la vida, el modo en el cual nosotros «leemos» la vida lo que nos hace pecar, lo que nos hace apartarnos de Dios. Cuántas veces es nuestro comportamiento: lo que nosotros decimos o hacemos. Cuántas veces es simplemente nuestra voluntad: las cosas que nosotros queremos. ¡Cuántas veces nuestros pecados y nuestro alejamiento de Dios viene porque, en el fondo de nuestra alma, no existe un auténtico amor a la verdad! Un amor a la verdad que sea capaz de pasar por encima de nosotros mismos, que sea capaz de cuestionar, de purificar y de transformar constantemente nuestros criterios, los juicios que tenemos hechos, los pensamientos que hemos forjado de las personas. Cuántas veces, tristemente, es la falta de un auténtico amor a la verdad lo que nos hace caminar por caminos de egoísmo, por caminos que nos van escondiendo de Dios. 

Y cuántas veces, la búsqueda de Dios para cada una de nuestras almas se realiza a través de iluminar nuestra inteligencia, nuestra capacidad de juzgar, para así poder cambiar la vida. ¡Qué difícil es cambiar una vida cuando los ojos están cerrados, cuando la luz de la inteligencia no quiere reconocer dónde está el bien y dónde está el mal, cuál es el camino que hay que seguir y cuál el que hay que evitar! 

Uno de los trabajos que el alma tiene que atreverse a hacer es el de cuestionar si sus criterios y sus juicios sobre las personas, sobre las cosas y sobre las situaciones, son los criterios y los juicios que tengo que tener según lo que el Evangelio me marca, según lo que Dios me está pidiendo. Pero esto es muy difícil, porque cada vez que lo hacemos, cada vez que tenemos que tocar la conversión y la purificación de nuestra inteligencia, nos damos cuenta de que estamos tocando el modo en el cual nosotros vemos la vida, incluso a veces, el modo en el cual nosotros hemos estructurado nuestra existencia. Y Dios llega y te dice que aun eso tienes que cambiarlo. Que con la medida con la que tú midas, se te va a medir a ti; que el modo en el cual tú juzgas la vida y la estructuras, el modo en el cual tú entiendas tu existencia, en ese mismo modo vas a ser juzgado y entendido; porque el modo en el cual nosotros vemos la vida, es el mismo modo en el cual la vida nos ve a nosotros. 

Esto es algo muy serio, porque si nosotros vamos por la vida con unos ojos y con una inteligencia que no son los ojos ni la inteligencia de Dios, la vida nos va a regresar una forma de actuar que no es la de Dios. No vamos a ser capaces de ver exactamente cómo Dios nuestro Señor está queriendo actuar en esta persona, en esta cosa o en esta circunstancia para nuestra santificación. 

"Con la misma medida que midáis, seréis medido". Si no eres capaz de medir con una inteligencia abierta lo que Dios pide, si no eres capaz de medir con una inteligencia luminosa las situaciones que te rodean, si no eres capaz de exigirte ver siempre la verdad y lo que Dios quiere para la santificación de tu alma en todas las cosas que están junto a ti, ésa medida se le está aplicando, en ese mismo momento, a tu alma. 
Qué importante es que aprendamos a purificar nuestra inteligencia, a dudar de los juicios que hacemos de las personas y de las cosas, o por lo menos, a que los confrontemos constantemente con Dios nuestro Señor, para ver si estamos en un error o para ver qué es lo que Dios nuestro Señor quiere que saquemos de esa situación concreta en la cual Él nos está poniendo. 

Pero cuántas veces lo que hacemos con Dios, no es ver qué es lo que Él nos quiere decir, sino simplemente lo que yo le quiero decir. Y éste es un tremendo riesgo que nos lleva muy lejos de la auténtica conversión, que nos aparta muy seriamente de la transformación de nuestra vida, porque es a través del modo en el cual vemos nuestra existencia y vemos las circunstancias que nos rodean, donde podemos estar llenando nuestra vida, no de los criterios de Dios, no de los juicios de Dios, sino de nuestros criterios y de nuestros juicios. Además, tristemente, los pintamos como si fuesen de Dios nuestro Señor, y entonces sí que estamos perdidos, porque tenemos dentro del alma una serie de criterios que juzgamos ser de Dios, pero que realmente son nuestros propios criterios. 

Aquí sí que se nos podría aplicar la frase tan tremenda de nuestro Señor en el Evangelio: "¡Ay de vosotros, guías ciegos, que no veis, y vais llevando a los demás por donde no deben!". También es muy seria la frase de Cristo: "Si lo que tiene que ser luz en ti, es oscuridad, ¿cuáles no serán tus tinieblas?". 

La conversión de nuestra inteligencia, la transformación de nuestros criterios y de nuestros juicios es un camino que también tenemos que ir atreviéndonos a hacer en la Cuaresma. ¿Y cuál es el camino, cuál es la posibilidad para esta transformación? El mismo Cristo nos lo dice: "Dad y se os dará". Mantengan siempre abierta su mente, mantengan siempre dispuesto todo su interior a darse, para que realmente Dios les pueda dar, para que Dios nuestro Señor pueda llegar a ustedes, pueda llegar a su alma y ahí ir transformando todo lo que tiene que cambiar. 

Es un camino, es un trabajo, es un esfuerzo que también nos pide la Cuaresma. No lo descuidemos, al contrario, hagamos de cada día de la Cuaresma un día en el que nos cuestionemos si todo lo que tenemos en nuestro interior es realmente de Dios. 

Preguntémosle a Cristo: ¿Cómo puedo hacer para verte más? ¿Cómo puedo hacer para encontrarme más contigo? 

La fe es el camino. Ojalá sepamos aplicar nuestra fe a toda nuestra vida a través de la purificación de nuestra inteligencia, para que en toda circunstancia, en toda persona, podamos encontrar lo que Dios nuestro Señor nos quiera dar para nuestra santificación personal. 




martes, 23 de julio de 2013



  
   


                                  CONSAGRACIÓN A JESÚS MISERICORDIOSO
¡Oh, Jesús Misericordioso!. Tu Bondad es infinita y los tesoros de Tu Gracia son inagotables. Me abandono a Tu Misericordia que sobrepuja todas Tus obras. Me consagro enteramente a Ti para vivir bajo los rayos de Tu Gracia y de Tu amor que brotaron de Tu Corazón traspasado en la Cruz.

Quiero dar a conocer Tu Misericordia, por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales, especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres afligidos y enfermos. Más, Tú me protegerás como cosa tuya, pues todo lo temo de mi debilidad y todo lo espero de Tu Misericordia.

Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de Tu Misericordia, a fin de que poniendo toda su esperanza en ella pueda ensalzarla por toda la Eternidad.

Amén.

 
*Fondo por Vainica*

martes, 21 de mayo de 2013










Qué misterio ocultas Jesús
Que quieres que descubramos.
Qué presencia tan sutil qué sin fin es
Inagotable, siempre bella y deslumbrante.
Como un imán, que atrae, contemplarte…
Ese brillo transparente de triunfador.
Con tus rayos, blanco y rojo, del corazón; brota cual surtidor.
De esencia, divina y de perdón, purificante bálsamo de amor.
Acércate pecador no temas tu miseria, no temas tu color
Que si son como la grana en mi abrazo encontraras tu sanación
Oh señor mío y Dios mío, tiemblo al contemplarte
¿como mi Señor deseas que yo ingrato pecador te mire a los ojos, y no sienta son rojo, en contemplarte?…
Y encima me bendices, y me animas, a propagarte. Acompañarte…
Por que no puedes soportar tanto amor y tus delicias son las almas
por que de ellas tienes hambre, dulce amor mió que bueno eres.
¿Hay algún regalo mejor? ¿Que Tú divina presencia?
¡No me canso de mirarte, y no me canso de adorarte!…
¡En el Santísimo sacramento del Altar!
JESÚS EN TI CONFÍO

viernes, 29 de marzo de 2013





NOVENA DE LA DIVINA MISERICORDIA
PRIMER DIA (VIERNES SANTO)

" Hoy tráeme a toda la Humanidad, especialmente a todos los pecadores y sumérgelos en la inmensidad de mi Misericordia. De esta forma me consolarás de la amarga tristeza en que me sume la pérdida de las almas".

Misericordiosísimo Jesús, cuya inclinación natural es la de tener compasión de nosotros y perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en tu Bondad infinita. Acógenos en la morada de tu Corazón Misericordiosísimo y no permitas que salgamos jamás de Él. Te lo pedimos por el amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.

Padre Eterno, vuelve tu mirada misericordiosa hacia toda la Humanidad y en especial hacia los pobres pecadores, encerrándoles en el Misericordiosísimo Corazón de Jesús y, por los méritos de su dolorosa Pasión, muéstranos tu Misericordia, para que alabemos la omnipotencia de tu Misericordia, por los siglos de los siglos. Amén. .

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia que se explica a continuación:

PADRE NUESTRO, un AVE MARIA y un CREDO. Después, en las cuentas del rosario correspondientes al Padre nuestro, dirás:
"PADRE ETERNO, YO TE OFREZCO EL CUERPO Y LA SANGRE, EL ALMA Y LA DIVINIDAD DE TU AMADÍSIMO HIJO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, COMO PROPICIACIÓN POR NUESTROS PECADOS Y LOS DEL MUNDO ENTERO".

En cada una de las cuentas del Ave María, dirás "POR SU DOLOROSA PASIÓN, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO".

Y al final dirás tres veces:

"SANTO DIOS, SANTO FUERTE, SANTO INMORTAL, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO".

jueves, 28 de marzo de 2013

LECTURAS DEL JUEVES SANTO: 28 DE MARZO 2013

La Eucaristìa, Sacramento de Fe y de Fraternidad que construye la comunidad

Orientaciones para esta Celebración: Se adorna con flores bien dispuestas el altar y sus alrededores. Todo bien hermoso y festivo. Tener elegidos los 12 hombres para el lavatorio de los pies. Tener poncheras, agua y toallas para el lavatorio de los pies y para que el que preside se lave las manos. Disponer de vasos sagrados para la comunión bajo las dos especies. Tener preparado el monumento que deberá ser sencillo y bello. Se tiene preparada la lista de los adoradores. Es el día de la institución del sacerdocio ministerial por lo que puede haber un signo de cariño a los presbíteros de la Parroquia. Hoy se reciben los Oleos en la comunidad parroquial, que deben ser acogidos con amor por la comunidad. Durante el Gloria, donde sea posible, se hace sonar las campanas y/o campanillas que no se tocarán hasta el gloria de la Vigilia Pascual.

Monición ambiental

Queridos hermanos y hermanas: En este día iniciamos la Celebración del Triduo Pascual que tiene una unidad muy bien trabada para significar y hacer memoria de los grandes acontecimientos de salvación y que comienza con esta Celebración de la Cena del Señor y culmina el Domingo de Pascua con la Celebración de las Vísperas del Domingo de Resurrección, sin interrumpirse.

Nuestra Celebración de hoy termina sin bendición ni despedida. El Viernes Santo continuará sin comenzar con ningún saludo y tampoco ese día se despide a la Comunidad. La misma Vigilia se inicia sin saludo a la comunidad. Con esto se quiere indicar que es Único el misterio redentor y Salvador de Cristo.

En este año 2013 dedicado a cultivar la fe y la fraternidad en la comunidad humana y eclesial vivamos intensamente este Triduo Pascual en familia y acompañemos juntos a Jesús en su entrega de su vida en obediencia al Padre para que pudiéramos tener vida y vida en abundancia. Se trata de que cada uno y cada familia sienta en carne propia la pasión y muerte de Jesús y haga propia su victoria de Resucitado.

Como Cristo y sus discípulos nos reunimos también nosotros en la tarde de este Jueves Santo para celebrar lo que Jesús vivió en la cena de despedida regalándonos el don de la Eucaristía, el don del ministerio sacerdotal y el don del mandamiento nuevo que es el amor.

Hoy recibimos en nuestra comunidad parroquial los Santo Oleos de los Catecúmenos, de los Enfermos y el Santo Crisma a través de los cuales y con las palabras sacramentales el Espíritu Santo realiza la obra salvadora del Señor Jesús. Cada año la Iglesia renueva estos aceites para indicar que en cada celebración de la Pascua la Iglesia se renueva en su espíritu y en su mente y renace.

Al celebrar este día del amor fraterno que se fortalece con la Eucaristía y con el ministerio de los Obispos y presbíteros dejemos que Jesús nos llene de su amor para que así “con fe y fraternidad construimos la comunidad”.

Nos ponemos de pie y con el canto de entrada aclamemos a Jesucristo que llega a presidir nuestra Celebración a través de su ministro.

Orientaciones para la Recepción de los Oleos de los Catecúmenos, de los Enfermos y del Santo Crisma en la Comunidad Parroquial.

v En la procesión de entrada, el presbítero o los delegados de la Parroquia que los recibieron en la Catedral, llevan los Oleos, en una bandeja adornada con flores. Al llegar al Altar, los depositan sobre él, y el presbítero al incensar el altar los inciensa.

v El presbítero que preside, después del saludo, antes de introducir la Liturgia del día, dice algunas breves palabras sobre los Oleos, su significado y el uso que se les dará.

v Luego, los muestra al pueblo, que los acoge como don de salvación, como signos de la presencia de Cristo por medio de su Espíritu. Toda la Asamblea con un aplauso expresa su acogida al Señor a través de estos Oleos.

v Finalmente, un ministro lleva a un lugar destacado y reservado los Santos Oleos y el Santo Crisma.

Primera Lectura: Éxodo 12, 1-8. 11-14

En la Cena Pascual celebrada por el pueblo de Dios antes de su liberación de la esclavitud de Egipto se destaca el cordero inmolado cuya sangre marcada en los marcos de las puertas era salvadora y liberadora. Es un anuncio y anticipación del Cordero de Dios, que es su Hijo, cuya sangre nos libera de la muerte y nos hace renacer como hijos de Dios con un espíritu y una mente renovados. Este primer memorial de los judíos se ha transformado en la Eucaristía en fuente y cumbre de una vida nueva. Escuchemos.

Lectura del libro del Éxodo

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: «Este mes será para ustedes el primero de todos los meses y el principio del año. Díganle a toda la comunidad de Israel:

El día diez de este mes tomará cada uno un cordero por familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con los vecinos y elija un cordero adecuado al número de personas y a la cantidad que cada cual pueda comer. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito.

Lo guardarán hasta el día catorce del mes, cuando toda la comunidad de los hijos de Israel lo matará al atardecer. Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el dintel de la puerta de la casa donde vayan a comer el cordero. Esa noche comerán la carne asada a fuego, comerán panes sin levadura y hierbas amargas.

Comerán así: con la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y comerán a toda prisa, porque es la Pascua, es decir, el paso del Señor. Yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto y heriré a todos sus primogénitos, desde los hombres hasta los ganados. Castigaré a todos los dioses de Egipto, yo, el Señor.

La sangre les servirá de señal en las casas donde habitan ustedes: cuando yo vea la sangre, pasaré de largo, y no habrá entre ustedes plaga exterminadora cuando hiera yo la tierra de Egipto. Ese día para ustedes será un memorial y lo celebrarán como fiesta en honor del Señor. De generación en generación celebrarán esta festividad, como institución perpetua». Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: Salmo 115

R/ El cáliz que bendecimos es la comunión de la sangre de Cristo.

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor. R/ A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos. De la muerte, Señor, me has librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava. R/

Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre; cumpliré mis promesas al Señor ante todo el pueblo. R/

Segunda Lectura: 1 Corintios 11, 23-26

Con San Pablo podemos dar testimonio de que cada vez que celebramos la Eucaristía Jesucristo actualiza para nosotros su obra salvadora renovándonos interiormente a cada uno, a toda la comunidad y a la humanidad entera. Escuchemos.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios

Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía».

Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; hagan esto cada vez que beban, en memoria mía». Por eso, cada vez que comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra de Dios.

Evangelio: Juan 13, 1-15

Todo aquel que ha renovado su mente y su espíritu con Cristo se conoce porque es un servidor como El, dispuesto a dejar todo orgullo, todo sentimiento de orgullo frente a los demás. La Eucaristía nos lleva a lavar los pies a los hermanos, especialmente, a los más pobres con humildad y sinceridad. Escuchemos.

Lectura del santo Evangelio según san Juan

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, y habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.

En el transcurso de la cena, ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregar a Jesús.

Jesús consciente que el Padre había puesto en sus manos todas las cosas, y sabiendo que había salido de Dios y a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en una palangana y se puso a lavarles los pies a los discípulos, y a secárselos con la toalla que se había ceñido.

Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: «Señor, ¿Tú me vas a lavar los pies a mí?» Jesús le replicó: «Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde». Pedro replicó: «Tú no me lavarás los pies jamás».

Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tendrás parte conmigo». Entonces le dijo Simón Pedro: «En ese caso, Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza».

Jesús le dijo: «El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos». Como sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos están limpios». Cuando acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, volvió a la mesa y les dijo: « ¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy.

Pues si yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he dado ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes». Palabra del Señor.

Meditación

Todas las actuaciones de Jesús de Nazaret tenían un significado profundo, sorprendente e innovador para las personas de la comunidad judía de aquellos tiempos. Entre el pueblo judío solo los esclavos lavaban los pies al resto de los mortales. Si no había esclavos en una casa, cada uno limpiaba el polvo del camino de sus pies por si mismos. Cuando Jesús, anudándose una toalla a la cintura, decide lavar los pies a sus discípulos sabe lo que hace: se convierte en esclavo de sus discípulos, de sus “amigos”. Por eso Pedro se escandaliza. Comprende perfectamente el gesto y con su habitual sinceridad se opone a que Jesús, su Maestro, le lave a él los pies. Pero El Señor no le hace caso a Pedro, sino que se pone en actitud de servicio significado de la toalla amarrada a la cintura, y al hacerlo, nos recuerda que los cristianos hemos de aprender a no acercarnos a los que sufren o a los más necesitados y estar siempre prestos al servicio sobre todo a aquellos que más necesitan de nosotros.

En este gesto de Jesús se ponen de manifiesto el amor y la fraternidad. Si el Señor ha hecho esto es para sugerirnos el camino a seguir para ser como El: no quedarnos en simples gestos y, hacer de nuestra vida cristiana, una ofrenda permanente de generosidad y amor al prójimo.

Por esto, los cristianos debemos ser coherentes con ese amor. No sólo vivir esta celebración como un culto más. Jesús de Nazaret nos ha dado una lección de amor supremo. Se ha hecho esclavo de nosotros al lavarnos los pies. Y si esa radicalidad sorprendía al pueblo judío de hace más de dos mil años, también debe marcar una diferencia radical en nuestro tiempo, en el que la gente vive en absoluta indiferencia respecto del otro; donde cada uno va a lo suyo. Con esto no quiero decir que no haya amor. No es así hay muchos ejemplos del amor de Cristo a nuestro alrededor: aquellos que cuidan enfermos hasta enfermar ellos mismos, esas madres y padres que se privan de muchas cosas procurando que a sus hijos no les falte nada. Pero también otros que ejercitan su egoísmo en todo momento, que hace un uso farisaico de ese refrán que dice que “la caridad comienza por uno mismo”. Debemos ser coherentes, nadie es cristiano de verdad si no ama y en estos tiempos en que el desamor se presenta como el gran mal de la humanidad, los cristianos somos los primeros en demostrarle a la gente que hay más gracia en dar que en recibir. Que Dios se hace presente cuando prodigamos y damos amor a los demás.

Oración de fieles

El que preside: Padre, a Ti que en tu gran amor nos enviaste tu Hijo para que pudiéramos tener un espíritu y una mente llena de amor hacia los demás te presentamos nuestras súplicas. Por el Papa, nuestros obispos y sacerdotes para que vivan su ministerio sacerdotal, renovados en su mente y en su espíritu en esta Pascua, como servicio incansable y humilde, imitando a Jesús que lavó los pies a sus discípulos. Roguemos al Señor...

- Por los gobernantes de todas las naciones, para que sean verdaderos servidores de sus pueblos promoviendo la justicia, la paz y el progreso integral de toda la sociedad. Roguemos al Señor...

- Por los enfermos y por todos los que sufren, para que alcancen fortaleza y paciencia, y encuentren siempre ayuda fraterna en nosotros los cristianos. Roguemos al Señor

- Por los jóvenes para que sepan responder con generosidad a la llamada del Señor a seguirle en la vida sacerdotal en este país y en todo el mundo. Roguemos al Señor...

- Por nuestras familias para que descubramos nuevamente el inmenso don de la Eucaristía como sacramento de unidad. Roguemos al Señor...

- Por nosotros, que compartimos el pan de la Eucaristía, para que estemos dispuestos a compartir los valores y bienes con los más pobres que nosotros y así vivamos este hermoso mandamiento que nos dejó el Señor: “Ámense unos a otros como yo los he amado”. Roguemos al Señor...

El que preside: Padre, que has hecho del amor a Ti y a los hermanos la plenitud de tu ley, escucha la oración que con amor te presentamos por los necesitados del mundo entero. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
*Fondo por Vainica*

 

sábado, 23 de marzo de 2013

 
 
 
 
 
                   
 
 
 
 

 
 
 

A partir del Domingo de Ramos es tiempo de orar y reflexionar

Señala el documento que “La Semana Santa es la semana más intensa de todo el Año Litúrgico, en la que lo esencial es dedicarnos a la oración y reflexión en los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae. Como bautizados estamos llamados a darle a Dios el primer lugar, participando en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico”.
Agrega que aunque muchas personas tienen vacaciones durante estos días, “es importante tener presente que no es sólo una ocasión de descanso y diversión, y que si gozan de vacaciones en otras épocas del año, que procuren dejar los viajes familiares para esas ocasiones y dediquen este tiempo a vivir intensamente la Semana Santa”.
Sin embargo, establecen que si esta es la única época del año en que tienen vacaciones y planean viajar, los exhorta a que donde quiera que se encuentren asistan en familia a las celebraciones propias de este tiempo.
Explica la Catedral que “a la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua”.
La actividad de este domingo, es para celebrar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. “Por esto, nosotros llevamos nuestras palmas a la Iglesia para que las bendigan ese día y participamos en la misa”.
Posteriormente, “el Jueves Santo recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies, dándonos un ejemplo de servicialidad. En la Última Cena, Jesús instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. Luego, Jesús se fue a orar, al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron a aprehenderlo”.
Para el Viernes Santo, “recordamos la Pasión de Nuestro Señor: su prisión, las negaciones de Pedro, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión. Lo conmemoramos con un Viacrucis solemne y con la ceremonia de la Adoración de la Cruz”.
El Sábado Santo se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. “Es un día de luto y tristeza pues no tenemos a Jesús entre nosotros. Las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. Por la noche se lleva a cabo una vigilia pascual para celebrar la Resurrección de Jesús. Vigilia quiere decir “la tarde y noche anteriores a una fiesta”. En esta celebración se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo, la gran fiesta de los católicos”.
Posteriormente el Domingo de Resurrección o de Pascua “es el día más importante y más alegre para todos nosotros, los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es el paso de la muerte a la vida”.
Por lo anterior, la Catedral de Tabasco, exhorta a la población a que “dispongámonos a vivir la Semana Santa de la mejor manera, con nuestra oración, sacrificios, obras de misericordia y el arrepentimiento de nuestros pecados, correspondiendo al Amor de Aquél que nos ama hasta el extremo de morir en la cruz por nosotros. Asistamos al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua”.
Mencionan además que lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. “Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por Amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra”.
La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra antes de su muerte. Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.
  
 
 
 
 
 
*Fondo por Vainica*