Oraciones

                                                                COMUNIÓN ESPIRITUAL

                                                   

La siguiente oración se reza cuando no se puede recibir físicamente la Sagrada Comunión:

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente

en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Os amo sobre todas las cosas

y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma,

pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,

venid al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya os hubiese recibido,

os abrazo y me uno del todo a Vos.

Señor, no permitas que jamás me aparte de Vos.

Amén.



ALABANZAS AL SANTISIMO SACRAMENTO

EN REPARACION DE LAS BLASFEMIAS



Bendito sea Dios,

Bendito sea su Santo Nombre,

Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero,

Bendito sea el nombre de Jesús,

Bendito sea su Sacratísimo Corazón,

Bendita sea su preciosísima Sangre,

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar,

Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito,

Bendita sea la Excelsa Madre de Dios María Santísima,

Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción,

Bendita sea su gloriosa Asunción a los Cielos,

Bendito sea el Nombre de Maria, Virgen y Madre,

Bendito sea San José, su castísimo esposo,Publicar entrada

Bendito sea Dios en sus Angeles y en sus Santos.





SEÑOR, ENSÉÑAME A ENVEJECER
¡Señor! ¡Enséñame a envejecer! Hazme comprender que la Comunidad no tiene la culpa si ya no me encomienda responsabilidades ni pide mi opinión y ha llamado a otros para que ocupen mi lugar. Aleja de mí el orgullo de la experiencia vivida y la convicción de que soy necesario.
Que no me aferro únicamente a la ley del tiempo mientras poco a poco me voy desprendiendo de las cosas y me dé cuenta de que en este turnarse de tareas, descubro una de las experiencias más interesantes de la vida que se renueva bajo el impulso de tu Providencia.
Haz , oh Señor, que yo pueda ser útil todavía, contribuyendo con el optimismo y la oración a la alegría y al entusiasmo de quienes están de turno en las responsabilidades, viviendo un estilo de vida humilde y sereno en contacto con el mundo en continua renovación, sin quejas sobre el pasado, conviertiendo mis sufrimientos humanos en un don de reparación social.
Que mi retiro de la vida activa se cumpla de una manera simple y natural como un feliz ocaso del sol.
Perdona si solamente hoy, en la tranquilidad, logro comprender todo lo que Tú me has amado y socorrido. Que al menos ahora yo tenga viva y penetrante la percepción del destino de gozo que me has preparado y hacia el cual me has encaminado desde el primer día de mi vida.
Señor, ¡ enséñame a envejecer así ! AMEN















GRACIAS, SEÑOR, POR EL DOLOR
dolor.jpg (16448 bytes)Tras una larga y triste enfermedad como es la colitis ulcerativa crónica, y después de recibir la misericordia de Dios con una sanidad milagrosa, me pregunté: ¿para qué sirvieron estos catorce años de dolor? Y ahora encuentro la respuesta. Yo no sería quien soy ahora si no hubiera padecido la enfermedad, yo era una persona vanidosa y altiva que despreciaba los malos olores y la comida insípida, y aprendí que aún en medio de perfumes este cuerpo en el que habito algún día se descompondrá y por mas perfumes y belleza la gente huirá ante el olor fétido de la muerte... aprendí que después de 3 días de "NADA VIA ORAL" yo la "delicada" era capaz de suplicar por un simple pedazo de pan... conocí la resistencia de este cuerpo frágil y maltrecho que después de seis días sin comer se resignó a no masticar alimento y ya ni siquiera quería soñar con manjares.

Aprendí que el dolor ennoblece a las personas y las sensibiliza, y las hace solidarias con sus semejantes, al punto de olvidar su propio dolor y conmoverse por el ajeno. Recuerdo en uno de mis muchos internamientos en que me ubicaron en un cuarto aislado donde sólo había dos camas, a la doctora de turno se le metió en la cabeza que lo que yo padecía era una pancreatitis ( luego se dieron cuenta que el diagnóstico estaba equivocado) y decidió ponerme sondas naso gástricas (mangueras por la nariz para evacuar el líquido estomacal), el dolor era insoportable, debido a que tengo el tabique nasal desviado y me introdujeron la manguera por la única fosa nasal que me permitía respirar quedé privada de ese "privilegio" y al hacerlo por la boca la sonda que pasaba por mi garganta me provocaba la sensación de tener un palillo de dientes asfixiándome en mi tráquea... grité cuanto pude a lo largo de cuatro horas con la intensión de conmover, o al menos desesperar a las enfermera hasta que al fin, aunque fuera con el fin de callarme me quitaran el tormento de aquella sonda espantosa que me dejó traumada de por vida.

Al fin después de tanto escándalo y más por cansancio que por compasión me quitaron la sonda y al fin pude respirar tranquila.
Cuando me volteé para ver al fin a mi compañera de cuarto, descubrí que era una mujer madura de unos 60 y tantos años, y tenía los ojos anegados de lágrimas y me dijo: "¡Gracias a Dios! Gracias a Dios que al fin te quitaron ese martirio, yo he estado pidiendo al Señor todo este tiempo, no sabe cuánto la considero y tenía el corazón partido al verla sufrir así" Le agradecí por su oración y le pregunté porqué se hallaba allí, me explicó algo acerca de una herida que se había hecho en un brazo y que se le había agravado debido la una diabetes severa que sufría, cuando me recuperé y pude incorporarme para ver su herida tuve que ponerme la mano en la boca para contener el grito, aquella herida abarcaba casi mas de la mitad de la circunferencia de su brazo a la altura del hombro y podía verse incluso parte del hueso, al día siguiente su esposo me contó que estaban a punto de amputarle el brazo y que estaban esperando por un milagro... ¡Y ASI ESTABA ORANDO POR MI! ¡POR UN MOMENTO OLVIDO SU PROPIO DOLOR, PARA INTERCEDER CONMOVIDA POR EL MÍO! Jamás había visto tal generosidad en alguien; y conforme pasó el tiempo y regresé repetidas veces al hospital vi muchas más escenas como esa en las que muchas otras ocasiones fui yo quien oró e intercedió por otros.

Esto fue lo que aprendí del dolor, esto fue lo que me dejaron 14 años de sufrimiento:
Aprender a valorar las cosas que tengo y no desear lo que está lejano, aprender a ser solidaria con mis semejantes, aprender que no soy más que nadie y que a la hora del dolor todas las lágrimas son saladas sin importar la clase social o el nivel académico, aprendí sobre todo que Dios es el mismo para todos los que lloran sean blancos o negros, viejos o jóvenes, letrados o ignorantes, buenos o malos... todos lo invocamos por igual en medio de la desesperación y el dolor, y Él como una Padre amoroso acude ante el llamado... sin excepción.








Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.

Jesucristo, óyenos: Jesucristo escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que sois Un solo y verdadero Dios, ten piedad
De nosotros.
* EN TÎ CONFÎO
1.- Jesús, Rey de Misericordia, que has redimido el mundo.*
2.- Jesús, Rey de Misericordia, por quien todas las cosas fueron
creadas.*
3.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos has santificado.*
4.-Jesús, Rey de Misericordia, que nos revelasteis el misterio de
La Santísima Trinidad.*
5.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos manifestasteis la Omnipotencia de Dios.*
6.- Jesús, Rey de Misericordia, que te manifiestas en la creación de los espíritus celestiales.*
7.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos formasteis de la nada.*
8.- Jesús, Rey de Misericordia, que abrazas todo el universo.*
9.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos das la vida eterna.*
10.-. Jesús, Rey de Misericordia, que nos proteges del castigo merecido.*
11.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos libras de la miseria del pecado.*
12.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos concedes la justificación en el verbo encarnado.*
13.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos concedes misericordia por Tus Santas llagas.*
14.- Jesús, Rey de Misericordia, que brota de Tu Santísimo Corazón.*
15.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos distes a la Santísima Virgen como Madre de Misericordia.*
16.- Jesús, Rey de Misericordia, por la cual has sufrido Tu encarnación, Pasión y Muerte.*
17.- Jesús, Rey de Misericordia, por medio de la cual ayudas a todos, en todas partes y siempre.*
18.- Jesús, Rey de Misericordia, por la cual nos has prevenido con Tus Gracias.*
19.- Jesús, Rey de Misericordia, la que nos has manifestado revelándonos los Misterios Divinos.*
20.- Jesús, Rey de Misericordia, la que manifestastes instituyendo Tu Santa Iglesia.*
21.- Jesús, Rey de Misericordia, que habiendo instituido los Santos Sacramentos, nos abristes
Los torrentes de Tus Gracias.*
22.- Jesús, Rey de Misericordia, por la que nos has obsequiado con los Santos Sacramentos del
Bautismo y de la Penitencia.*
23.- Jesús, Rey de Misericordia, por la que nos has obsequiado con la Santísima Eucaristía y el
Sacerdocio*
24.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos has llamado a Nuestra Santa Fe.*
25.- Jesús, Rey de Misericordia, que la manifiestas por la conversión de los pecadores.*
26. Jesús, Rey de Misericordia, que la manifiestas iluminando a los fieles.*
27.- Jesús, Rey de Misericordia, que la revelas por la santificación de los justos.*
28.- Jesús, Rey de Misericordia, que llevas a los santos a la cumbre de la santidad.*
29.- Jesús, Rey de Misericordia, la que brota de Tus Santas llagas.*
30.- Jesús, Rey de Misericordia, la que brota de Tu Santísimo Corazón.*
31.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres consuelo de los enfermos y afligidos.*
32.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres el único consuelo de los corazones afligidos.*
33.- Jesús, Rey de Misericordia, que das esperanzas a las almas que se hallan en desesperación.*
34.- Jesús, Rey de Misericordia, que acompañas a todos los hombres siempre y en todas partes.*
35.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos colmas con el torrente de Tus Gracias.*
36.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres el refugio de los moribundos.*
37.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres el consuelo de las almas del purgatorio.*
38.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres la Corona de todos los Santos.*
39.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres el gozo celestial de los que se salvan.*
40.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres la fuente inagotable de los milagros.*
41.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres la salvación del mundo entero.*
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten piedad de nosotros.

Las Misericordias de Dios, son más grandes que todas sus obras.
Por eso cantaré las Misericordias de Dios para siempre.




El Amor de Dios es la flor; La Misericordia el fruto. Que el alma titubeante lea estas consideraciones sobre la Misericordia Divina y recobre la confianza.
Misericordia Divina, que brotas del seno del Padre, en Ti confío.
Misericordia Divina, supremo atributo de Dios, en Ti confío.
Misericordia Divina, misterio incomprensible, en Ti confío.
Misericordia Divina, fuente que brota del misterio de la Santísima Trinidad, en Ti confío.
Misericordia Divina, humano o angélico, en Ti confío.
Misericordia Divina, de donde brotan vida y felicidad, en Ti confío.
Misericordia Divina, más sublime que los cielos, en Ti confío.
Misericordia Divina, manantial de milagros y maravillas, en Ti confío.
Misericordia Divina, abrazando todo el universo, en Ti confío.
Misericordia Divina, que bajas a la tierra en la Persona del Verbo Encamado, en Ti confío.
Misericordia Divina, que manaste de la herida abierta en el Corazón de Jesús, en Ti confío.
Misericordia Divina, enclaustrada en el Corazón por nosotros, y especialmente por los pecadores, en Ti confío.
Misericordia Divina, insondable en la institución de la Sagrada Hostia, en Ti confío.
Misericordia Divina, que fundaste la Santa Iglesia, en Ti confío.
Misericordia Divina, presente en el Sacramento del Santo Bautismo, en Ti confío.
Misericordia Divina, en la justificación de nosotros por Jesucristo, en Ti confío.
Misericordia Divina, que nos acompañas a lo largo de la vida, en Ti confío.
Misericordia Divina, que nos abrazas, especialmente a la hora de la muerte, en Ti confío.
Misericordia Divina, por quien recibimos el don de la inmortalidad, en Ti confío.
Misericordia Divina, siempre a nuestro lado en cada instante de nuestra vida, en Ti confío.
Misericordia Divina, escudo protector de las llamas infernales, en Ti confío.
Misericordia Divina, por quien se convierte el pecador empedernido, en Ti confío.
Misericordia Divina, que dejas atónitos a los ángeles; inasequible también a los santos, en Ti confío.
Misericordia Divina, insondable en todos los misterios de Dios, en Ti confío.
Misericordia Divina, que nos rescatas de toda miseria, en Ti confío.
Misericordia Divina, manantial de felicidad y gozo, en Ti confío.
Misericordia Divina, que de la nada nos trajiste a la existencia, en Ti confío.
Misericordia Divina, que rodeas con Tus brazos toda obra de Sus manos, en Ti confío.
Misericordia Divina, que presides toda la obra de Dios, en Ti confío.
Misericordia Divina, en la que estamos todos sumergidos, en Ti confío.
Misericordia Divina, dulce consuelo de los corazones angustiados, en Ti confío.
Misericordia Divina, única esperanza de los desesperados, en Ti confío.
Misericordia Divina, remanso de corazones, paz en la turbulencia, en Ti confío.
Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas, en Ti confío.
Misericordia Divina, esperanza renovada, perdida ya toda esperanza, en Ti confío.
Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu bondadosa mirada y aumenta Tu misericordia en nosotros para que en los momentos difíciles, no nos desalentemos ni nos desesperemos, sino que, con la máxima confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es Amor y Misericordia.
Oh incomprensible e infinita Misericordia Divina, ¿quién podrá adorarte como Te mereces. Eres la dulce esperanza del pecador. Uníos estrellas, mar y tierra en un sólo himno y cantad a coro, con vuestra mejor voz, la misericordia Divina, cuya comprensión no se nos alcanza.



A la Divina Misericordia

Acudo a Tu misericordia Dios Compasivo, ya que sólo Tú eres bondad.  Aunque mi miseria es grande y mis ofensas muchas, confío en Tu misericordia porque eres el Dios de la misericordia y desde tiempo inmemorial nunca se ha oído, ni el cielo ni la tierra recuerdan, que un alma confiada en Tu misericordia, haya quedado decepcionada.
Oh Dios de piedad, sólo Tú puedes justificarme y jamás me rechazarás, cuando yo, arrepentida, me acerque a Tu Corazón misericordioso, del cual nadie ha sido rechazado jamás, aunque haya sido el pecador más grande (Diario, 1730). [Porque tu Hijo me aseguró:] Antes el ciclo y la tierra se vuelven a la nada, que Mi misericordia deje de abrazar a un alma confiada (Diario, 1777).
Oh Jesús, Amigo del Corazón solitario, Tú eres mi puerto, Tú eres mi paz, Tú eres mi única salvación, Tú eres la serenidad en los momentos de lucha y en el mar de dudas.  Tú eres el rayo brillante que ilumina el sendero de mi vida.  Tú eres todo para el alma solitaria.  Tú comprendes al alma, aunque ella permanezca callada.  Tú conoces nuestras debilidades y como un buen médico consuelas y curas, ahorrándonos sufrimientos, como un buen experto (Diario, 247).




En acción de gracias

Oh Jesús, Dios eterno, Te agradezco por Tus innumerables gracias y bendiciones.  Que cada latido de mi corazón sea un himno nuevo de agradecimiento a Ti, oh Dios.  Que cada gota de mi sangre circule para Ti, Señor.  M ahm es todo un himno de adoración a Tu misericordia.  Te amo, Dios, por ser Tú Mismo (Diario, 1794).





A los pies de Cristo en la Eucaristía

Jesús, Divino Prisionero del Amor, cuando considero Tu amor y como Te has anonadado por mí, mis sentidos desfallecen.  Encubres Tu majestad inconcebible y Te humillas rebajándote a mí, un ser miserable.  Oh Rey de la Gloria, aunque ocultas Tu hermosura, el Ojo de mi alma desgarra el velo.  Veo a los Coros de Angeles que Te honran incesantemente y a todas las Potencias Celestiales que Te alaban sin cesar y que Te dicen continuamente: Santo, Santo, Santo.
Oh ¿quién comprenderá Tu amor y Tu misericoricordia insondable hacia nosotros?  Oh prisionero del amor, encierro mi pobre corazón en este tabernáculo para adorarte sin cesar día y noche.  No sé de ninguna objeción a esta adoración, y aunque estoy físicamente lejos de Ti, mi corazón está siempre Contigo.  Nada puede impedir mi amor hacia Ti.  No existe ningún obstáculo para mí. (Diario, 80).
Oh Santa Trinidad, Dios Uno e Indivisible, bendito seas por este gran regalo y testamento de misericordia (Diario, 81).
Te adoro, Creador y Señor, oculto en el Santísimo Sacramento.  Te adoro por todas las obras de Tus manos, en las cuales se me revela tanta sabiduría, bondad y misericordia.  Oh Señor, has esparcido tanta belleza sobre la tierra y ella me habla de Tu belleza, aunque es sólo un pálido reflejo de Ti, belleza incomprensible.  Y aunque Te has escondido y ocultado, y has ocultado Tu belleza, mi ojo, iluminado por la fe, llega hasta Ti y mi alma reconoce a su Creador, a su Bien supremo y mi corazón se sumerge completamente en una plegaria de adoración.
Creador y Señor mío, Tu bondad me animó a conversar Contigo.  Tu misericordia hace que desaparezca el abismo que separa al Creador de la criatura.  Hablar Contigo, oh Señor, es el deleite de mi corazón.  En Ti encuentro todo lo que mi corazón puede desear.  Aquí Tu luz ilumina mi mente permitiéndole conocerte a Ti cada vez más profundamente.  Aquí torrentes de gracias fluyen sobre Tu corazón, aquí mi alma obtiene la vida eterna.  Oh Creador y Señor mío, además de ofrecerte estos dones, Tú Mismo Te entregas a mí y Te unes íntimamente a Tu criatura miserable (Diario, 1692).
Oh Cristo, tengo mi mayor deleite cuando veo que Tú eres amado, que resuenan Tu honor y gloria y especialmente la alabanza a Tu misericordia.  Oh Cristo, hasta el último instante de mi vida no dejaré de glorificar Tu bondad y misericordia.  Con cada gota de mi sangre, con cada latido de mi corazón glorifico Tu misericordia.  Deseo transformarme por completo en un himno de Tu adoración.  Cuando me encuentre en mi lecho de muerte, que el último latido de mi corazón sea un himno amoroso de alabanza a Tu insondable misericordia (Diario, 1708).





A la Madre de Dios


Oh María, Madre y Señora mía.
Te ofrezco mi alma y mi cuerpo, mi vida y mi muerte y todo lo que vendrá después de ella.  Pongo todo en tus manos, oh mi Madre.
Cubre mi alma con tu manto virginal y concédeme la gracia de la pureza de corazón, alma y cuerpo.
Con tu poder defiéndeme de todo enemigo, especialmente de aquellos que esconden su mali-
cia bajo una máscara de virtud (Diario, 79).  Fortalece mi alma, para que el dolor no la quebrante.  Madre de la gracia, enséñame a vivir en Dios (Diario, 315).
Oh María... una espada terrible ha traspasado Tu santa alma.  Nadie sabe de Tu sufrimiento, excepto Dios.  Tu alma no se quebranta, sino que es valiente porque está con Jesús.  Dulce María, une mi alma a Jesús, porque sólo entonces podré resistir todas las pruebas y tribulaciones, y sólo mediante la unión con Jesús, mis pequeños sacrificios complacerán a Dios.  Dulcísima Madre, continúa enseñándome sobre la vida interior.  Que la espada del sufrimiento no me abata jamás.  Oh Virgen pura, derrama valor en mi corazón y protégelo (Diario, 915).




El "Acuérdate" a San José

La Beata Sor Faustina escribió en su Diario: "San José me pidió tenerle una devoción constante. Él mismo me dijo que rezara diariamente tres oraciones y el "Acuérdate " una vez al día.  Me miró con gran bondad y me explicó lo mucho que está apoyando esta obra.  Me prometió su especialísima ayuda y protección.  Rezo diariamente las oraciones pedidas y siento su protección especial (Diario, 1203).
El "Acuérdate" es la oración a San José que toda la Congregación religiosa de Sor Faustina recitaba diariamente:
Acuérdate, oh purísimo esposo de María y mi amadísimo guardián, San José, que jamás se ha oído decir que alguno de los que han implorado tu protección y pedido tu ayuda, ha sido dejado sin consuelo.
Animada con esta confianza, acudo a ti con todo el fervor de mi espíritu, me encomiendo a ti.  No desprecies mi súplica, oh Padre Adoptivo del Salvador, antes bien, dígnate recibirla favorablemente y concedérmela.  Amén.




Para obtener la gracia
de ser misericordioso con los demás

Esta oración nos permite medir nuestra misericordia, es un espejo en el que nos observamos como "Cristos misericordiosos".  Podemos convertirla en nuestra invocación matutina y en nuestro examen nocturno de conciencia.
¡Oh, Santísima Trinidad!  Cuantas veces respire mi pecho, cuantas veces lata mi corazón, cuantas veces pulse la sangre en mi cuerpo, esa cantidad por mil, es el número de veces que deseo glorificar Tu misericordia.
Deseo transformarme en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti, oh Señor.  Que este más grande atributo de Dios, es decir Su insondable misericordia, pase a través de mi corazón y mi alma al prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de " prójimo y acuda a ayudarla.
Ayúdame a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.
Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y penosas.
Ayúdame a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio.  Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo.  A nadie le rehusaré mi corazón.  Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad.  Y yo misma me encerraré en el Misericordiosísimo Corazón de Jesús.  Soportaré mis propios sufrimientos en silencio.  Que Tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí.
Tú Mismo me mandas ejercitar los tres grados de la misericordia.
El primero: la obra de misericordia, de cualquier tipo que sea.
El segundo: la palabra de misericordia. Si no puedo llevar a cabo una obra de misericordia, ayudaré con mis palabras.
El tercero: la oración. Si no puedo mostrar misericordia por medio de obras o palabras, siempre puedo mostrarla por medio de la oración.  Mi oración llega hasta donde físicamente no puedo llegar.
Oh Jesús mío, transfórmame en Ti, porque Tú puedes hacer todo (Diario, 163).




Para obtener un corazón misericordioso

Oh Jesús, comprendo que Tu misericordia va más allá de la imaginación y por tanto Te suplico que hagas nú corazón tan grande que pueda contener las necesidades de todas las almas que viven sobre toda la faz de la tierra.  Oh Jesús, mi amor se extiende más allá, hasta las almas que sufren en el purgatorio... Haz mi corazón sensible a todos los sufrimientos de mi prójimo, sean de cuerpo o del alma.  Oh Jesús mío, sé que Te comportas con nosotros como nosotros nos comportamos con el prójimo... Haz mi corazón semejante a Tu Corazón misericordioso (Diario, 692).
Oh Jesús, haz a mi corazón semejante al Tuyo, o más bien transfórmalo en Tu propio [Corazón] para que pueda sentir las necesidades de otros corazones y, especialmente, de los que sufren y están tristes.  Que los rayos de la misericordia descansen en mi corazón. (Diario, 514).  Jesús, ayúdame a pasar por la vida haciendo el bien a todo el mundo (Diario, 692).





 Para obtener conversión
de los pecadores


Jesús le dijo a la beata Sor Faustina:
Tú siempre Me consuelas cuando rezas po los pecadores.  Tu oración que más Me agrada es la oración por la conversión de los pecadores.  Has de saber, hija Mía, que esta oración es siempre escuchada (Diario, 1397).
En otra ocasión le dijo:
Deseo que conozcas más profundamente el amor que arde en Mi Corazón por las almas y tu comprenderás esto cuando medites Mi Pasión. Apela a Mi misericordia para los pecadores, deseo su salvación.  Cuando reces esta oración con corazón contrito y con fe por algún pecador, le concederé la gracia de la conversión.  Esta oración es la siguiente:

Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío.(Diario, 186 - 187).

Nuestro Señor hizo esta promesa especificamente a la beata Sor Faustina, pero si rezamos esta oración con la misma pureza de intención, tenemos motivo para creer que Dios la cumplirá.




Oración de la Beata Sor Faustina por los pecadores

Jesús, Verdad Eterna, Vida nuestra, Te suplico e imploro Tu misericordia para los pobres pecadores.  Dulcísimo Corazón de " Señor, lleno de piedad y de misericordia insondable, Te suplico por los pobres pecadores.  Oh Sacratísimo Corazón, Fuente de Mise-ricordia de donde brotan rayos de gracias incon-cebibles sobre toda la raza humana.  Te pido luz para los pobres pecadores.  Oh Jesús, recuerda Tu amarga Pasión y no permitas que se pierdan almas redimidas con tan Preciosa, Santísima Sangre Tuya.  Oh Jesús, cuando considero el alto precio de Tu Sangre, me regocijo en Su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores.  Aunque el pecado es un abismo de maldad e ing,,@ati'-tud, el precio pagado por nosotros jamás podra ser igualado.  Por lo tanto, haz que cada alma confíe en la Pasión del Señor y que ponga su esperanza en Su misericordia.  Dios no le negará Su misericordia a nadie.  El cielo y la tierra podrán cambiar, pero jamás se agotará la misericordia de Dios. ¡Oh, qué alegría arde en mi corazón, cuando contemplo Tu bondad in-concebible, oh Jesús mío!  Deseo traer a todos los pecadores a Tus pies para que glorifiquen Tu miseri-cordia por los siglos de los siglos (Diario, 72).




Para obtener una comprensión de Dios


     Jesús, dame la inteligencia, una gran inteligencia sólo para que pueda conocerte mejor; porque cuanto más Te conozca, tanto más ardientemente Te amaré.  Jesús, Te pido una inteligencia poderosa para que pueda comprender las cosas divinas y elevadas.
Jesús, dame una gran inteligencia con la que llegaré a conocer Tu esencia divina y Tu vida interior, trinitaria (Diario, 1474).




En tiempo de sufrimiento

Un pensamiento de la beata Sor Faustina:
Oh, si el alma que sufre supiera cuánto Dios la ama, moriría de gozo y de exceso de felicidad.  Un día, conoceremos el valor del sufrimiento, pero entonces ya no podremos sufrir.  El momento actual es nuestro (Diario, 963).
Jesús, no me dejes sola en el sufrimiento. Tú sabes, Señor, lo débil que soy.  Soy un abismo de miseria, soy la nada misma.  Por eso, ¿qué habría de extraño si me dejaras sola y yo cayera?  Soy una recién nacida, Señor, por eso no sé sostenerme por mí mísma.  Sin embargo, a pesar de todo abandono, confío, y a pesar de mis sentimientos, confío y me estoy transformando completamente en la confianza, muchas veces a pesar de lo que siento.  No disminuyas ninguna de mis aflicciones, sólo dame fuerza para soportarlas.  Haz conmigo lo que Tú quieras, Señor, sólo dame la gracia de poder amarte en cada acontecimiento y circunstancia.  Señor, no disminuyas mi cáliz de amargura, sólo dame fortaleza para que pueda beberlo todo (Diario, 1489).




Para tener amor de Dios

Dulcísimo Jesús, incendia mi amor por Ti y transfórmame en Ti, divinízame para que mis obras Te sean agradables.  Que eso pueda ser obtenido por el poder de la Santa Comunión que recibo diariamente. ¡Cuánto deseo ser completamente transformada en Ti, oh Señor! (Diario, 1289).




Para ser fiel a la voluntad de Dios

 

Oh Jesús, tendido sobre la cruz, Te ruego, concédeme la gracia de cumplir fielmente con la santísima voluntad de Tu Padre, en todas las cosas, siempre y en todo lugar.  Y cuando esta voluntad de Dios me parezca pesada y difícil de cumplir, es entonces que Te ruego, Jesús, que de Tus heridas fluyan sobre mí fuerza y fortaleza y que mis labios repitan: Hágase Tu voluntad, Señor.  Oh Salvador del mundo, Amante de la salvación humana, [Tú] que entre terribles tormentos y dolor, Te olvidaste de Ti Mismo para pensar en la salvación de las almas, compasivísimo Jesús, concédeme la gracia de olvidarme de mí misma para que pueda vivir totalmente por las almas, ayudándote en la obra de salvación, según la santísima voluntad de Tu Padre... (Diario, 1265).




Por los sacerdotes

 

Oh Jesús mío, Te ruego por toda la Iglesia: concédele amor y luz de Tu Espíritu, da poder a las palabras de los sacerdotes para que los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan a Ti, Señor.  Señor, danos sacerdotes santos; Tú Mismo consérvalos en la santidad.  Oh Divino y Sumo Sacerdote, que el poder de Tu misericordia los acompañe en todas partes y los proteja de las trampas y asechanzas del demonio, que están siendo tendidas incesantemente para atrapar al las almas de los sacerdotes.  Que el poder de Tu misericordia, oh Señor, destruya y haga fracasar lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes ya que Tú lo puedes todo (Diario, 1052).
Te pido, oh Jesús, una bendición especial y luz para los sacerdotes ante los cuales me confesaré durante toda mi vida (Diario, 240).




Por la patria

Jesús Misericordiosísimo, Te pido por la intercesión de Tus Santos y, especialmente, por la intercesión de Tu Amadísima Madre, que Te crió desde la niñez, Te ruego bendigas a mi patria.  Jesús, no mires nuestros pecados, sino las lágrimas de los niños pequeños, el hambre y el frío que sufren.  Jesús, en nombre de estos inocentes, concédeme la gracia que Te pido para mi patria.  En aquel instante vi al Seiíor Jesús con los ojos llenos de lágrimas y me dijo: Ves, hija mia, cuánta compasión les tengo; debes saber que son ellos los que sostienen el mundo (Diario, 286).




Para tener una buena muerte

 

¡Oh Jesús misericordioso, tendido sobre la cruz, ten presente la hora de nuestra muerte! ¡Oh Corazó misericordiosísimo de Jesús, abierto con una lanza, protégeme a la hora de mi muerte! ¡Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de insondable misericordia para mí en la hora de mi muerte! ¡Oh Jesús agonizante, Rehén de la misericordia, apacigua la ira divina en la hora de mi muerte! (Diario, 813)
Oh Jesús mío, que los últimos días de mi destierro sean completamente conformes a Tu santísima voluntad.  Uno mis sufrimientos, mis amarguras y mi agonía a Tu sagrada Pasión y me ofrezco por el mundo entero para obtener una abundancia de misericordia para las almas.  Confío firmemente y me someto por completo a Tu santa voluntad que es la misericordia mísma. Tu misericordia será todo para mí en la última hora... (Diario, 1574)




Para obtener la Divina Misericordia

Oh Dios de gran misericordia, bondad infinita, hoy toda la humanidad clama, desde el abismo de su miseria, a Tu misericordia, a Tu compasión, oh Dios; y grita con la potente voz de la miseria.  Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra.  Oh Señor, bondad inconcebible que co noces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, Te imploramos, anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente Tu misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente Tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte.  Que la omnipotencia de Tu misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación, para que con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida, ese día que conoces sólo Tú.  Y a pesar de toda nuestra miseria, esperamos recibir todo lo que Jesús nos ha prometido, porque Jesús es nuestra esperanza; a través de Su Corazón misericordioso, como a través de una puerta abierta, entramos en el cielo (Diario, 1570)





Señor yo no sé lo que deba pedirte, solo tú sabes lo que nos hace falta. Nos amas más de lo que nosotros mismos pudiéramos amarnos. ¡Ay padre! da a esta desventurada criatura tuya lo que ella no sabe por si misma pedirte. Ante ti me presento, te abro mi corazón: ve las necesidades que tengo, pero tu señor procede con toda tu misericordia, todas tus voluntades adoro sin tratar de penetrarlas. Nada digo, me ofrezco, me sacrifico, me abandono a los designios que con relación a mi tengas formados. No habré de tener más deseos que cumplir con tu voluntad santa.
¡oh Jesús mío! enséñame a orar.  Si has tenido a bien dejarme vivir; no permitas que esté más lejos de tu servicio.  Santo, Santo, Santo es el Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de tu gloria, y en medio de tanta grandeza, escucharás mis peticiones, porque eres mi Dios, porque al llamarte Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, pongo en ti toda mi confianza y mi fe y espero el cumplimiento de tu palabra.
Hoy he dicho Santo, Santo, Santo, pues la peste no emponzoñará mi aliento, la desnudez, la miseria, el hambre, no llegarán a mis puertas, el rayo no caerá sobre mi cabeza, el huracán, el temblor, la centella y el incendio me respetarán y mis enemigos temblarán en mi presencia pues verán en mi el auxilio divino.




Oración a la Divina Misericordia

Oración a la Divina Misericordia pronunciada por Juan Pablo II para confiar el mundo a la Divina Misericordia, en el Santuario de la Misericordia Divina, Cracovia, el sábado 17 de agosto de 2002.



Dios, Padre Misericordioso, que has revelado Tu Amor en tu Hijo Jesucristo y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo: Te encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre. Inclínate hacia nosotros, pecadores; sana nuestra debilidad; derrota todo mal; haz que todos los habitantes de la tierra experimenten Tu Misericordia, para que en Ti, Dios Uno y Trino, encuentren siempre la fuente de la esperanza. Padre Eterno, por la Dolorosa Pasión y Resurrección de Tu Hijo, Ten Misericordia de nosotros y del mundo entero. Amén.



Oración a la Divina Misericordia.

 

!Oh Divina Providencia,
Concédeme tu clemencia y tu infinita bondad!
Arrodillado a tus plantas a Tí caridad portento.
Te pido para los míos, casa, vestido y sustento.
Concédeles la salud, llévalos por buen camino, que sea siempre la
virtud
la que los guíe en su destino.
Tú eres toda mi esperanza, Tú eres el consuelo mío.
En lo que mi mente alcanza, en Ti creo, en Tí espero, y en Tí confío.
TU DIVINA PROVIDENCIA, se extienda a cada momento para que
nunca nos falte, Tu Gracia, salud, amor, casa, vestido y sustento.
AMEN.


Acto de confianza
Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la misericordia misma; en ti toda mi esperanza.

Por los pecadores
Oh Dios de gran misericordia, que te dignaste enviarnos a tu Hijo Unigénito como el mayor testimonio de tu insondable amor y misericordia, tú no rechazas a los pecadores sino que también a ellos has abierto el tesoro de tu infinita misericordia, del que pueden recoger en abundancia tanto la justificación como toda santidad a la que un alma puede llegar.
Padre de gran misericordia, deseo que todos los corazones se dirijan con confianza a tu infinita misericordia. Nadie podrá justificarse ante ti si no va acompañado por la insondable misericordia tuya. Cuando nos reveles el misterio de tu misericordia, la eternidad no bastará para agradecerte por ella debidamente.

En el sufrimiento
Oh mi Jesús, dame fuerza para soportar los sufrimientos y para que mi boca no se tuerza cuando bebo el cáliz de la amargura. Ayúdame tú mismo para que mi sacrificio te sea agradable: que no lo profane mi amor propia. Que te alabe, oh Señor, todo lo que hay dentro de mí: la miseria y la fuerza.


Se reza en la Adoración Eucarística o en la misa cuando se vea impedido de comulgar
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su casto esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Oremos:

Oh Dios, que en este sacramento admirable
nos dejaste el memorial de Tú pasión;

Te pedimos nos concedas venerar de tal modo
los sagrados misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre,
que experimentemos constantemente en nosotros
el fruto de Tu redención.

Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
Amen.

Oración: Mi Dios, mi Amor, mi Jesús y todo mi bien; lucidísimo sol inflamado en amor de los hombres, y por eso de mis entrañas vida, y de mi alma amante esposo: estampa en mi corazón estas afrentas e injurias que padeciste en el tribunal de Anás, y pues eres mi cabeza, Dios de infinito amor y yo tu miembro, aunque pecador, úneme todo contigo, para que mis pensamientos, obras y palabras, sean gratas a tus divinos ojos. Imprime en mi alma las virtudes que enseñaste, cuando te estrelló contra la tierra, al golpe de un bofetón el alevoso Malco, para que saliéndome de corazón y voluntad toda su práctica, que es señal de ser perfectas, por ellas te desagravie y logre la dicha de ver tu hermosura en la patria celestial. Amén.