martes, 21 de agosto de 2012

Reflexión para el Día del Catequista


 
  

                            
           
Reflexión para el Día del Catequista 

La fidelidad en los métodos catequísticos

Nos preguntamos qué características debe tener un método catequístico. Nos detendremos ante todo en la ley de la triple fidelidad: el método debe ser fiel a Dios, a la Iglesia y al Hombre [1] 

a) Todo Método Catequístico Debe Ser Fiel a Dios 
Esta expresión significa varias cosas.
La catequesis debe ser fiel a lo que Dios ha hablado, es decir a la Revelación. Especialmente debe ser fiel a lo que el Padre ha hablado por medio de su Hijo Jesús: “En diversas ocasiones y bajo diferentes formas, Dios habló a nuestros padres, por medio de los profetas, hasta que en estos días, que son los últimos, nos habló a nosotros por medio de su Hijo” (Hb 1,1).

Fidelidad a Dios significa también fidelidad al Espíritu Santo, que trabaja y dialoga con cada uno, en el silencio de su interioridad. El catequista de la fe debe respetar el misterio del diálogo personal, aún cuando tenga la impresión de que no pasa nada.

“El Espíritu es prometido a la Iglesia y a cada fiel como un Maestro interior que, en la intimidad de la conciencia y del corazón, hace comprender lo que se había entendido pero que no se había sido capaz de captar plenamente. ‘El Espíritu Santo desde ahora instruye a los fieles -decía a este respecto san Agustín- según la capacidad espiritual de cada uno. Y él enciende en sus corazones un deseo más vivo en la medida en la que cada uno progresa en esta caridad que  hace amar lo que ya conocía y desear lo que todavía no conocía’’. [2] 
La fidelidad de la catequesis a la Palabra de Dios significa que ella se nutre de la Biblia y del Evangelio.
Existe también la fidelidad a la pedagogía de Dios: se trata de cómo Dios se comunica con el hombre. Aquí se presentan algunas orientaciones que la educación de la fe tiene para sus métodos, inspiradas en:

La pedagogía del Padre: 
·          Se acerca a las personas en sus propias condiciones (DCG 139)
·          Transforma los acontecimientos cotidianos en lecciones de sabiduría (Ibid.)
·          Se adapta a las edades y situaciones de vida (Ibid.)

La pedagogía de Jesús: 
·          Acoge al otro, especialmente si es pequeño (DCG 140)
·          Recurre a todos los medios de comunicación interpersonal, al modo de los profetas (Ibid.)

La pedagogía de la fe: 
·        La Palabra se manifiesta de modo progresivo (DCG 143)
·        Se valora la experiencia comunitaria, la relación interpersonal y el diálogo (Ibid.)
·        Busca una síntesis entre adhesión a Dios y a los contenidos (DCG 144)
·        Desarrolla todas las dimensiones de la fe: conocimiento, celebración, vida y oración (Ibid.)
·        Invita a la entrega integral: inteligencia, voluntad, corazón y memoria (Ibid.)
·        Adapta su lenguaje a las distintas condiciones de los oyentes (DCG 146)
·        Asume métodos con libertad en tanto no sean contrarios al Evangelio (DCG 148)
·        La variedad es exigida por las circunstancias personales de los destinatarios (Ibid.)
·        Los métodos realmente catequísticos tienen en cuenta ciertos aspectos propios del contenido catequístico (DCG 149)
·        Un buen método es siempre garantía de fidelidad al contenido (Ibid.)
·        La comunicación de la fe ocurre, a veces, por vías que no conocemos del todo (DCG 150)
·        Hay que atender a la experiencia (preguntas, necesidades) (DCG 152)
·        El mensaje se hace inteligible gracias a la experiencia (Ibid.)
·        Hay que ayudar a la persona a leer su historia buscando a Dios (Ibid)
.        Con la memorización nos acercamos a la memoria de la Iglesia, por lo que no basta una memorización mecánica, sino comprensiva (DCG 154)
·        El ser del catequista es el alma de todo método (DCG 156)
·        El mismo proceso de salvación exige una participación activa de los destinatarios (DCG 157)
·        Hace referencia a la comunidad cristiana como meta, fuente y ambiente para el crecimiento de la fe (DCG 158)
Para sintetizar este punto, podemos leer a Pablo VI, que en Evangelii Nuntiandi dice: “La Iglesia envía a los evangelizadores... a predicar, no a sí mismo o a sus ideas personales, sino a un evangelio del que ni ellos ni la Iglesia son dueños y propietarios absolutos, para disponer de él a su gusto, sino ministros para transmitirlo con suma fidelidad”. [3] 

b) Todo Método Catequístico Debe Ser Fiel a La Iglesia 
El Documento de Puebla nos explica bien la fidelidad a la Iglesia del catequista de la fe. Todo el que catequiza sabe que:
·      La fidelidad a Jesucristo va unida indisolublemente a la fidelidad a la Iglesia;
·      Que con su labor edifica continuamente la comunidad;
·      Trasmite la imagen de la Iglesia;
·      Que debe hacerlo en unión con los Obispos y con la misión de ellos recibida..[4] 
La fidelidad a la Iglesia se cultiva a través del estudio de las fuentes eclesiales de la catequesis. Ellas son:
- La Biblia, la Tradición, la Liturgia, el Magisterio, el Testimonio y la Teología. Estas fuentes son se llaman primarias;

- La Creación y los Signos de los tiempos. Éstas son las fuentes secundarias.
Leamos lo que Pablo VI dice en Evangelii Nuntiandi:
“Existe un nexo íntimo entre Cristo, la Iglesia y la evangelización. Mientras dure este tiempo de la Iglesia, es ella la que tiene a su cargo la tarea de evangelizar. Una tarea que no se cumple sin ella, ni mucho menos contra ella. 
En verdad, es conveniente recordar esto en un momento como el actual, en que no sin dolor, podemos encontrar personas, que queremos juzgar bien intencionadas, pero que en realidad están desorientadas en su espíritu, las cuales van repitiendo que su aspiración es amar a Cristo, pero sin la Iglesia, escuchar a Cristo pero no a la Iglesia, estar en Cristo pero al margen de la Iglesia. 
Lo absurdo de esta dicotomía se muestra con toda claridad en estas palabras del Evangelio: ‘El que a ustedes desecha, a mí me desecha’. ¿Cómo va a ser posible amar a la Iglesia, siendo así que el más hermoso testimonio dado en favor de Cristo es el de san Pablo: ‘Amó a la Iglesia y se entregó a ella?’”[5] .c) Todo Método Catequístico Debe Ser Fiel al Hombre 
El Concilio Vaticano II se preocupó mucho del hombre, especialmente en el documento Gaudium et Spes. En el discurso de clausura del mismo Concilio, Pablo VI se preguntaba:
“¿Se habrá desviado la Iglesia de su objetivo al haber puesto al centro de su reflexión al Hombre?”. Y él mismo contestó: “Desviado no, vuelto sí”.
Y lo explica: porque el hombre es el objeto del amor de Dios y por tanto también de la Iglesia. San Juan dice: “Tanto amó Dios al mundo, que le dio a su único Hijo” (Jn 3, 16).
Este amor de Dios, de la Iglesia, del catequista de la fe, no es un amor al Hombre abstracto, sino  al hombre concreto, al hombre-en-situación.
Dice el Papa Juan Pablo II:
“Aquí se trata (…) del hombre en toda su verdad, en su plena dimensión. No se trata del hombre 'abstracto' sino real, del hombre 'concreto', 'histórico'. Se trata de 'cada' hombre, porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención y con cada uno se ha unido Cristo, para siempre, por medio de este misterio".[6]
Los aspectos que el catequista de la fe tomará en cuenta en su acción para ser fiel al hombre son los siguientes:
- La situación sociológica: la familia, el ambiente, la sociedad;
- La situación sicológica de cada uno;
- La situación religiosa: el nivel de maduración de la fe de cada catequizando.
Estas son algunas coordenadas básicas que brotan de la metodología catequística y que todo catequista de la fe debe tener en cuenta al momento de asumir cualquier método, entre ellos, los activo participativos.
"En realidad, favorecer el encuentro de una persona con Dios, que es tarea del catequista, significa poner en el centro y hacer propia la relación que Dios tiene con la persona y dejarse guiar por Él" [7] .

[ 1] CELAM, Documento de Puebla, nº 994-997.
[ 2] JUAN PABLO II, Catechesi Tradendae, nº 72.
[ 3] PABLO VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, nº 15.
[ 4] Cf. CELAM, Puebla nº 995.
[ 5]PABLO VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, nº 16.
[ 6] JUAN PABLO II, Encíclica Redemptor Hominis, n° 13.
[ 7] DCG 20
 


Oración del CatequistaOración del Catequista 
Señor Jesús:

Aquí me tienes para servirte
y colocar a tus pies la labor en que estoy empeñado.
Tú me escogiste para ser catequista,
anunciador de tu Mensaje a los hermanos.
Me siento muy pequeño e ignorante,
soy a menudo inconstante,
pero sé que Tú me necesitas.
Gracias por confiar en mí, pequeño servidor tuyo.
Estoy pronto a cumplir esta hermosa tarea
con sencillez y modestia, amor y fe.
Quiero ser instrumento tuyo
para despertar en muchos hermanos:
cariño por tu persona,
confianza en tus promesas,
deseos de seguirte como discípulo.
Bendice día a día mis esfuerzos;
pon tus palabras en mis labios,
y haz que, en comunión con mis hermanos,
pueda colaborar en extender tu Reino.

María, tu que seguiste siempre con fidelidad
las huellas de tu Hijo,
guíanos por ese mismo camino.
Amén.




        
*Fondo por Vainica*

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